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En este mapa se ha
esquematizado brevemente a través de imágenes y vídeos, los ámbitos básicos
tradicionales en los que los educadores y educadoras sociales pueden intervenir
profesionalmente, como son:
o Educación especializada. Presenta como destinatarios a personas
con conflictos, desadaptadas y con riesgo de llegar a ser marginadas
socialmente.
o Animación socio-cultural.
No dirigidas exclusivamente a personas necesitadas o en situaciones de
conflicto, sino a toda la población, contribuyendo a una participación y acción
activa de la sociedad.
o Educación de adultos. La EPA,
dirigida a personas adultas o mayores.
Respecto al primer ámbito,
he destacado los diversos y cuantiosos ámbitos en los que el educador y
educadora pueden intervenir, mediante las competencias que caracteriza a su
profesionalidad. Estos son los siguientes:
Drogadicción. es una enfermedad que consiste en la dependencia de
sustancias que afectan el sistema nervioso central y las funciones cerebrales,
alterando los comportamientos, la percepción, el juicio y las emociones. Por
esto, el Educador y Educadora social debe intervenir por medio de
concienciación y estimulación.
- Violencia de
Género.
- Personas sin
hogar. (“Los sin techo”). Personas que carecen de recursos económico, lo que
les lleva a vivir en la calle, por eso, el Educador/a Social interviene
íntegramente en la creación de ONG o comedores públicos, así como
proporcionándoles desde los Servicios Sociales hogares de refugio, intentando
cubrir así su minino de vida.
- Discapacidad.
Mejor dicho, personas con diversidad funcional. Los profesionales de la
Educación Social pretenden la integración, es decir, adaptación al entorno y
desarrollo personal de estas personas.
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